Hemos llegado
a la temporada de las invitaciones a disfrutar de un delicioso almuerzo, variando
el menú de acuerdo con cada situación, lo trágico de estas bondades de los
famosos líderes de la politiquería, es que el veneno de la corrupción está
implícito en la materia prima de esta gama de amabilidades.
Y es que
la gente, sigue repitiendo, como si se tratara de algo natural de la cultura
política de nuestro país, que ‘el vivo vive del bobo’. Ya que estos vivos, que
se dedican cada 4 años a pescar votos, se aprovechan de los incautos
miserables, objetos de un sistema de desigualdad social que cada día nos
presiona más con impuestos y más impuestos, como el aumento del IVA el año
pasado, que paso del 16 al 19 % hechos que prácticamente le saca la plata del
bolsillo a los Colombianos, pero lo trágico de esto es que los abanderados de
estos brillantes proyectos, son las personas a quien usted y yo elegimos con el
único propósito que nos representaran o por lo menos que representaran sus
regiones en las esferas del alto gobierno.
Desafortunada
mente vivimos en un país donde todo se compra y todo se vende, desde los
contratos hasta las conciencias, pasando por las campañas electorales. se
repite frescamente que ‘por la plata baila el perro’. Situación que la
entienden muy bien los cientos de personas que aspiran a seguir engrosando las
arcas de sus bolsillos con su Voto. No es raro hoy ver activistas políticos
repartiendo leche en nombre de paz, invitando a la gente a comer tamalito,
saludando a los más allegados con un billetico de 50 mil miserables pesos, migajas que se caen de la mesa del festín corrupto y politiquero, con
el único propósito de lucrarse electoralmente con su voto. Y
luego fortalecer su cometido político y económico, pasando al más temerario y
diabólico estado de corrupción de alto nivel, que logro penetrar las altas
esferas justicia en Colombia.
En
octubre del año pasado el contralor general de la República, Edgardo Maya
Villazón, señaló que, según cálculos de la entidad, los corruptos en Colombia
se han robaron cerca de $50 billones de pesos. Plata de todos los presupuestos
nacionales, departamentales y municipales.
Para
luego fortalecer su cometido político y económico, pasando al más temerario y
diabólico estado de corrupción de alto nivel, que logro penetrar las altas
esferas justicia en Colombia.
“Lo más
grave de todo este relajo moral es que, según parece, a los colombianos nos
están saliendo callos en el alma. Da la impresión de que ya nada nos
conmueve ni nos indigna, y que nos hemos acostumbrado a que la perversión sea
nuestro estado natural. Nos estamos hundiendo en un pantano de podredumbre
y es como si no pasara nada. El país huele a pestilencia por las cuatro costuras,
que son sus cuatro costados. Esto se ha vuelto un estercolero. Hiede. Duele
decirlo, pero hiede”
“En medio
de estas vísperas electorales, y mientras nos preparamos para elegir los congresistas,
yo quiero hacerles a ustedes una preguntica suelta: ¿a quiénes vamos a elegir?
¿A los mismos de siempre, a los que están quebrando el sistema de salud, a los
mismos que se robaron la plata para la comida de los estudiantes pobres, a los
que fueron financiados por Odebrecht, a los que saquean los recursos destinados a los
enfermos? A los que son elegidos y no hacen nada por sus regiones, Ustedes
tienen la palabra. La hora de la verdad ha llegado” (Juan gossain marzo 2017).
No
podemos seguir siendo engañados con las migajas que se caen de la mesa del festín
politiquero y macabro, maestros en el juego de sus ilusiones, pero que al final
terminan si resultados y vuelven a los 4 años con las mentiras de moda.