… se llenaría de pánico al ver la mercadería que en su nombre
se ha construido en los dos mil
años de su ausencia.
Desde hace cerca de dos
milenios los cristianos esperan la segunda la segunda venida, que según los relatos
bíblicos ocurrirá en cualquier momento. Constantino el
grande reunió el Nicea el primer
concilio, en los años 325, donde nació la iglesia católica apostólica y romana,
además de recopilar los libros del antiguo y nuevo testamento para formar la
Biblia que hoy conocemos. Lejos estuvo
ese concilio de estar
iluminado por el espíritu santo,
como hoy creen la mayoría de los
cristianos pues las pujas de los participantes
fueron bastantes agrias para ponerse de acuerdo sobre los 72
evangelios existentes y dejar solo cuatro, de los cuales dos no concuerdan.
Pero dejemos a los santos teólogos dirimir ese
conflicto. El poderoso imperio
católico conquisto y domino el centro de Europa por casi mil
años, siendo esta conquista no precisamente
como lo estipulo Jesús, es decir, predicando, sino utilizando lanzas y
espadas para imponer la fuerza la buena
nueva; contradiciendo los postulados cristianos
de no matar. Por cosas de Dios. ¿O del Diablo? El 1 de julio de 1054 se produjo
el llamado cisma de oriente, donde la Iglesia tuvo su primera división. Surgió la iglesia ortodoxa. Ya para esos siglos, sacerdotes, abates,
obispos y cardenales, incluyendo al papa ostentaban lujoso ornamentos y toda
una parafernalia en los altares, donde el oro y piedras preciosas adornaban los
lugares. Y ni que decir de los majestuosos templos construidos en nombre de
cristo, de los cuales hoy nos deleitamos
contemplando su hermosa arquitectura. Quizás el hombre nacido en una
humilde pesebrera no hubiera permitido
semejante riquezas materiales pues siempre abogo por las espirituales. En
1517 otro sacerdote rebelde, Martin
Lutero se revelo contra la autoridad de roma creando otra división. Esta fue
peor que la anterior pues dio lugar a
toda una proliferación de sectas, hoy
llamadas con respeto iglesias cristianas, que proliferan por todos lados
disputándose la fe, el alma y los bolsillos
de los creyentes.
Cada día en todo el planeta, pero en especial en
Latino-américa y áfrica nace en cualquier garaje una iglesia en nombre de Jesús y varios
personajes llenan sus faltriqueras con los diezmos
adquiridos en su nombre. Si hoy llegara Jesús, seguramente echaría fuera
y volcaría las mesas de todos los
mercaderes que en su nombre se han
enriquecido, construidos grandes edificios, montan lujoso vehículos y esquilman las
faltriqueras de millones de ingenuos que
en lugar de practicar su doctrina siguen a hombres avispados. Los cuales se
aprovechan de la gente ingenua para
sacar ventas económicas y políticas.
Por Santiago
Villareal Cuellar
Tomado de http://www.lanacion.com.co
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